La mujer en la sociedad colonial
- Los Historietos
- 11 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 13 may 2020
Escrito por: Sofía Benítez
Contacto: angeliksofi@gmail.com
Twitter: @GihenaSofia
La mujer en la sociedad colonial americana fue la principal transmisora de la cultura material y doméstica, de los valores sociales y religiosos del mundo hispánico en el territorio americano. Sin embargo, su experiencia y actuación estuvo profundamente definida por el sexo, y raramente las mujeres lograron cuestionar los papeles que la sociedad y la iglesia les impuso como esposas y madres.

Las mujeres fueron consideradas seres débiles tanto física como moralmente. Por ello, debían ser protegidas por la familia -padres y esposos-, y por la iglesia. Así, la mujer estuvo anclada a la familia durante el periodo colonial. Sin embargo, esto no significó un sometimiento total al hombre ya que contaron cierta autonomía y libertad que se reflejaba en conservar el control sobre los bienes adquiridos antes del matrimonio y en el manejo de actividades como las compras, las ventas y la participación en sociedades (una vez sus maridos hubiesen dado consentimiento legal).
Existieron casos en que las mujeres demostraron su capacidad para ordenar sus vidas sin la ayuda de los hombres. Por ejemplo, las viudas administraron encomiendas y demás propiedades y negocios de sus maridos, pero estos casos son una excepción.
En cuanto a la educación de las mujeres, esta se centró en la instrucción de ser esposas y madres, ya que se consideraba que la mujer debía estar en el hogar. En las casas, a través de una educación informal se impartía una preparación general para una vida adulta, enseñando habilidades esenciales para ser una buena esposa como cocinar, bordar, hilar, entre otras. Este tipo de educación fue recibida por toda mujer, aunque las habilidades que se aprendían estaban condicionadas por la clase a la que pertenecía. En cuanto a la educación formal, no fue vista como necesaria para desempañarse como madres y esposas, por lo cual solo un reducido un grupo de mujeres pudieron acceder a esta.

Las mujeres blancas y de élite, y las monjas aprendieron a leer y escribir. Algunas monjas cultivaron la pasión por las letras como fueron Sor Francisca Josefa de la Concepción del Castillo (1671-1742) para el territorio de la Nueva Granada, y Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) en la Nueva España, quien es considera como la mujer más excepcional de la América Española.
No obstante, la mayoría de las mujeres eran analfabetas, y muchas de ellas pertenecientes a distintas castas aspiraban algo más que la educación informal. Para las últimas décadas del periodo colonial, durante el reinado de Carlos III (1759-1788), se impulsó la creación de escuelas públicas y privadas en donde se recibían a niñas de todas clases sociales. De esta manera, la aceptación de educar a todas las mujeres fue uno de los cambios más significativos en las actitudes sociales de la mujer.

El matrimonio y la maternidad fueron actividades principales en la vida de las mujeres, específicamente en las mujeres pertenecientes a los grupos de poder. La mujer jugó un papel importante en el matrimonio y en la construcción de redes familiares. El casamiento con las hijas de las élites fue la forma principal de incorporarse a los grupos de poder, o mantener su cohesión como grupo de poder. Sin embargo, esta importancia solo está concentrada en el aspecto físico, porque en el contexto socioeconómico las mujeres jugaron un papel instrumental. Fueron excluidas de la participación política y económica.
La maternidad también se concibió como función destacada ya que el futuro de las familias se apoyaba en la reproducción y crianza de los hijos. No obstante, la maternidad no logró absorber totalmente la vida de las mujeres, especialmente las de clase baja, quienes desarrollaron demás actividades para sobrevivir. Además de la maternidad, las actividades de las mujeres estuvieron determinadas por la pertenencia al grupo étnico. Generalmente las mujeres criollas y mestizas administraban pequeñas tiendas y propiedades pertenecientes a sus maridos. Las mujeres de clase baja se dedicaron al préstamo de dinero en pequeñas sumas, tejer, hacer cerámica, coser, preparar bebidas y comido para la venta. Con el reinado de Carlos III, se hicieron distintos intentos por incorporar a la mujer en diversos proyectos industriales, como las fábricas de tabaco y tejidos que eran administradas por la Corona.

En cuanto a las mujeres indígenas es necesario tener en cuanta que las sociedades indígenas eran jerárquicas, y al igual que en la ibérica, las mujeres estaban subordinadas al hombre, la familia y al orden político. Su posición social estaba determinada por la del hombre cabeza de familia. Sin embargo, en contraste con el mundo ibérico, se reconocía el valor económico del trabajo femenino como parte esencial en la economía doméstica. Las mujeres indígenas se dedicaron a tareas agrícolas, a la preparación de bebidas y medicinas y participaban en las actividades de los mercados locales.
Además la mujer indígena fue un factor crucial en la conquista de América ya que fue mediadora entre la sociedad ibérica y la indígena. Por ello, mantuvieron beneficios y privilegios tanto para sus familias como para los grupos indígenas a los que pertenecieron. Las mujeres indígenas se vieron beneficiadas por la legislación española, que tendía a proteger a las mujeres. Por su parte, la iglesia católica fue la principal influencia que llevó a las mujeres indígenas a modificar y adaptar sus hábitos y ayudó a reforzar otros como las divisiones económicas entre los hombres y las mujeres.

Respecto a las mujeres negras es poco lo que se conoce, tanto por la falta de estudios como por falta de documentación sobre sus actividades, costumbres y estilos de vida. En los archivos sobre las mujeres negras, se resalta la lucha por los derechos, donde predominan las quejas por abusos de parte de los patrones, quienes consideraban a las negras como propiedades. En cuanto a las ocupaciones, se sabe que se dedicaron a diversas actividades como el trabajo doméstico, tareas agrícolas y actividades mineras, siendo estás ultimas más exigentes físicamente.
Para concluir, la actuación de las mujeres estuvo determinada por su género y por los conceptos de clase y riqueza material que creando hondas diferencias y desigualdades en el estilo de vida de las mujeres. Por otra parte, no es válido considerar a las mujeres como un grupo homogéneo, ya que como lo vimos anteriormente, hubo mujeres que lograron dedicarse a otras actividades distintas al matrimonio y la maternidad y planearon su vida sin la tutela de hombres.
Acerca de la autora:
Sofía Benitez es estudiante de Historia de la Pontifica Universidad Javeriana. Su tema de estudio es la historia social de la colonia.
¿Quieres saber más?
-Lavrin, Asunción. «La mujer en la sociedad colonial Hispanoamericana». En Historia de América Latina, Vol.4. América Latina Colonial: población, sociedad y cultura, ed. Leslie Bethell. Barcelona: Editorial Crítica, 1990
-Dueñas, Guiomar. Las cosas del querer: amor, familia y matrimonio en Iberoamérica Guadalajara: Editorial Universidad de Guadalajara, 2017
________________ Los hijos del pecado. Ilegitimidad y vida familiar en la Santafé de Bogotá colonial. Bogotá: Editorial Universitaria, 1997
Lavrin Asunción, Sexualidad y matrimonio en la América Hispánica: siglos XVII-XVIII, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1990
______________ Las esposas de cristo. La vida conventual en la Nueva España. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2016
_______________, Las mujeres latinoamericanas: perspectivas históricas, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1985
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